Sargenot Rock, Azzarello & Kubert

Entre el infierno y algo peor

“¿Puede un soldado ser un asesino despiadado en el campo de batalla?

Esa es la pregunta que está en la base de “Sargento Rock: entre el infierno y algo peor”, una pregunta que solo pueden responder el sargento Rock y los hombres de la Compañía Easy.

Noviembre de 1944. En el bosque de Hürtgen y sus alrededores han tenido lugar algunos de los cambotes más intensos y brutales de la II Guerra Mundial. En medio de aquella máquina de picar carne, el sargento Rock y los hombres de la Compañía Easy –Soldadito de Hielo, Bulldozer, Salvaje y Tirofijo-, junto con un puñado de novatos, se cuelan tras las líneas enemigas.

Su misión es capturar a un grupo de oficiales de los servicios de Inteligencia alemanes con la esperanza de salir del punto muerto al que se ha llegado en el bosque. Tras una brutal batalla, logran llevar a cabo su misión y cuatro oficiales de las SS se convierten en prisioneros de la Easy.

Al amanecer, los combates han terminado y las fuerzas enemigas han desaparecido. Pero alguien ha matado sin piedad a los prisioneros durante la noche.

A todos menos uno, que ha logrado escapar. En plena guerra, donde se entrena a los hombres para matar a otros hombres sin remordimientos, y sin oficial al mando en quien delegar, el sargento Rock debe perseguir a un asesino. Por el bien del futuro de su compañía y de su propio código ético, Rock debe descubrir la verdad cueste lo que cueste.

No será fácil. Pero bienvenidos a la Compañía Easy… donde nada resulta fácil.

En parte historia de guerra y en parte resolución de un misterioso asesinato, el guionista Brian Azzarello, premiado con un Eisner, y el dibujante Joe Kubert, una leyenda viviente, han creado una historia de guerra moderna con todo el sabor de Salvar al soldado Ryan y la serie de HBO Hermanos de sangre.” (sinopsis de contraportada).

El contundente subtítulo nace a partir de los idílicos recuerdos hogareños de un reemplazo y ahí es donde regresa a las viñetas el sargento Rock, ese tipo duro, ese típico soldado-héroe americano que naciera a los pocos años de apagarse los fuegos de la segunda guerra mundial, con el mismo dibujante que ahora, con la leyenda Joe Kubert (véase su recorrido para DC Cómics), pero con el guionista de obras como 100 balas o Hellblazer. Esta novela gráfica es un homenaje póstumo al creador del sargento, a Bob Kaniguer, para el que el bueno de Joe no se pudo negar ante la oportunidad que le brindaban desde la editorial en la que ambos se formaron. Honrar a un viejo amigo es como se podría resumir sus sentimientos a la hora de sentarse a la mesa de dibujo.

El destino espacio-temporal al que arribamos no se nos antoja muy original. Estamos en los bosques de Hürtgen en el invierno de 1944, pero pronto entraremos en calor gracias a los diálogos del soldado O’Riley (apodado Soldadito de Hielo). Son arrebatadores dentro de la miseria en la que nadan. Es una mirada diferente y, quizá, indiferente para hacernos llegar a la conclusión de que este hombre sabe muy bien que no va a sobrevivir a la guerra. Sería un milagro salir vivo de aquella floresta que no dudan en llamar “picadora de carne”.

La trama, que pronto protagonizará el sargento Rock, es muy interesante. No se puede negar. Es un buen trabajo a nivel de guión, pero el tratar de convertir a Rock en un detective, mezclando los géneros no termina de cuajar más allá de por crear esa duda entre sus hombres. A nadie le importa por qué han sido ejecutados esos oficiales SS, pero el temor a tener un hombre entre sus filas que pudiera hacer lo mismo con sus propios compañeros, no es muy tranquilizador y no tarda en crear fricciones.

Es un matiz interesante, pero no hay que ser muy avispado para saber quién es el culpable y la treta argumental, mientras la sangre y el cinismo chorrean página tras página, no es más que un juego vulgar para ensalzar la ética y moral inquebrantables del soldado yanki en la segunda guerra mundial, como si no pudiera ser autor de crímenes… Algo que es hasta pueril.

Sin embargo, la estructura y los diálogos enganchan.

En el apartado del dibujo, me presto a ser un pecador, un hereje y tachar el trabajo de Kubert de descuidado y hasta chapucero. Sé que es muy fácil criticar así y solo espero que se deba tal resultado al cansancio de este veterano y a las ganas de ver publicada la novela gráfica y honrar a su fallecido colega.

La nota negativa no se extiende a todas viñetas si obviamos el escaso interés por el detalle (muertos en sus bolsas que parecen pelotas de escarabajo… pelotero; armas de perfil muy extraño (en una ocasión un soldado parece que porta dos troncos unidos con cuerda en vez de un fusil), poses un tanto extrañas, etc.), por suerte, las expresiones de los hombres combinan a la perfección con el espíritu de sus diálogos.

Respecto al coloreado, aunque necesario (muy necesario) para los lápices empleados por Kubert, podría haber sido un poco más minucioso, de nuevo, en los detalles. Por suerte no es uno de esos tan exasperantes que se pudieron ver en el pasado en muchos números de publicación de gran tirada y consumo industrial.

Si habría que ponerle una nota, le pondría un 6,8, para no ser ni demasiado duro ni demasiado blando al leer los nombres de sus autores en la portada.

Idioma: Castellano.
Editorial: VÉRTIGO (DC CÓMICS), publicado en España por NORMA (Barcelona).
ISBN: 978-84-684-7282-9.
Año: 2003.
Páginas: 143.

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