El caso Sorge. Un espía de Stalin en Tokio, Isabel Kreitz

 

Hace unos meses (incluso menos) en esta casa, Novilis, se han reseñado y comentado libros (novela histórica) sobre espías; bien, pues ahora os traigo un novela gráfica sobre espías, me estoy refiriendo a la obra: «El caso Sorge. Un espía de Stalin en Tokio». Seguro que conocéis o habéis leído u oído la historia de Richard Sorge. De su vida se ha escrito y se han realizado películas… Allá por el año 1951, en la Alemania del Oeste (RFA) se creó una serie de 17 entregas Herr Sorge Sass mit uns zu Tisch a cargo de Rudolf Augstein, editor de Spiegel. En 1954 se crea Verrat an Deutschland por Veit Harlan. En 1964 se realiza una coproducción italiana-francesa-alemana Wer sind Sie, Dr. Sorge?, que se emite en la Alemania del Este (RDA). En 1964 el Partido Comunista de la Unión Soviética después de veinte años de silencio (desde la época Stalinista) reconoce la figura de Sorge y lo declara héroe nacional póstumo. La figura de Richard Sorge ha estado rodeada de leyenda, mito… El que fue agente de Josef Stalin, en la embajada alemana en Tokio (Japón), que desde el año 1933 espiaba al embajador de Alemania, Eugen Ott, así como a los nazis que vivían en Japón. El espía que avisó en 1941 del ataque del Ejército alemán (caso Barbarroja) a la Unión Soviética y, para sorpresa suya y decepción se hiciera caso omiso de su información: Stalin -no lo creyó-. El hombre que pudo cambiar el curso de la historia en un principio…  lo haría de nuevo: avisó al Kremlin (ahora sí lo creyeron) indicando que Japón posponía sin fecha fija en sus planes el ataque a la URSS. La información dio ‘oxigeno’ al Ejército Rojo que debería proteger a Siberia de un hipotético ataque de los japoneses. Los soviéticos desplazarían a Europa su ejército, el cual hizo frente a los alemanes. El espía Sorge pudo ser liberado, pues Japón después de desenmascararlo y detenerlo estuvo dispuesto a entregarlo a la Unión Soviética. La embajada Soviética en Tokio le pagó a Sorge por los servicios prestados respondiendo siempre: «¡No conocemos a ningún Richard Sorge!». ¡Le esperaría la muerte!
 
La novela gráfica que os reseño, repasa los últimos meses de la carrera del idealista Sorge /Ramsey, el hombre que quería vencer a Hitler a través del espionaje… El cómic está escrito y dibujado por Isabel Kreitz (Hamburgo, 1967). Considerada  Kreitz, una de las mejores dibujantes de tiras cómicas de Alemania, entre sus novelas gráficas se encuentran: Waffenhändler, 35 de mayo, etc. Como hecho destacable en su carrera en el año 1997 fue galardonada como Mejor Dibujante de Cómic de Alemania en el Festival Internacional de Hamburgo. La autora reconoce que la idea de llevar «El caso Sorge…» al Noveno Arte no fue idea suya, sino del Sr. Jürgen Seebeck: dibujante, filólogo, conocedor del Manga y traductor. La autora agradece también los comentarios, información y consejos de varios colaboradores que le han ayudado en la creación del cómic. Comenta la propia autora, que su obra: «El caso Sorge. Un espía de Stalin en Tokio» es su proyecto más ambicioso. Investigó concienzudamente la historia de Sorge, se inspiró en la publicación: Stalin’s Spion in Tokio, como deja entrever una parte del nombre del titulo de su novela gráfica.

La obra cuenta con un magnifico apéndice documental de Richard Sorge escrito por el periodista alemán Frank Giese, una estupenda foto (a toda página) de Sorge de Ullstein bild-Keystone, un apartado que contesta que les pasó a los demás participantes de «El caso Sorge», sí, pues Sorge no sería el único en «caer». Por otro lado, hay notas a pie de página con datos aclaratorios muy interesantes, y para aquellos que nos gusta los mapas, las guardas del libro son un mapa, el cual abarca una visión japonesa del Pacifico asiático desde el año 1860 a 1944. Todo lo anteriormente descrito se encuentra en un tomo de 256 páginas, donde el guión es bien construido y el dibujo es realista (estilo de la dibujante), con escenas impresionantes y ‘atmósfera densa’… La viñetas son en blanco, negro y grises, algunos textos están escritos en las viñetas en inglés, otros en japonés (trascripción de caracteres occidentales para hacer compensible la pronunciación, aunque no su significado), y en español como es lógico ( hace las veces, como si fuese el alemán en los diálogos), de esta forma, creo que se le da más verosimilitud a la historieta.
 
«El caso Sorge…» es una novela gráfica que os la recomiendo sin lugar a dudas: guión y viñetas ‘de película’. Si os gusta la historia sobre espionaje, si os interesa el personaje: Sorge, y  bueno, si sois ‘amantes’ del Noveno Arte como un servidor… la obra tiene que estar en la biblioteca de tu casa.
 
¡Qué disfrutéis con su lectura y viñetas!
 
Lenguaje: Castellano.
ISBN: 9788478338900
Nº edición: 1º edición.
Año: 2009
Páginas: 264.
Editorial: La Cúpula.
Guión y dibujante: Isabel Kreitz.

14 comentarios en “El caso Sorge. Un espía de Stalin en Tokio, Isabel Kreitz

  1. Interesante album, de una dibujante muy imbuida de la estética impresionista de la pintura de la república de Weimar, creo yo. En cuanto a la vida de Sorge, es de una tristeza increible. Era un comunista convencido y uno de los espías más efectivos de la historia del siglo XX, pero el ceporro de Stalin no le creyó, como no creyó nada de lo que al respecto le indicó el GRU. En el libro de Lukacs, Junio de 1941, el autor habla del rechazo de Stalin a las informaciones de su servicio de espionaje antes de Barbarroja, creo que ya comenté algo en la reseña del libro. Parece ser que durante los primeros quince días después de la invasión, Stañin no reaccionó, se sentó a decir vaguedades y no hizo nada. Es más, cuando sus hombres fueron a buscarlo a la dacha fuera de Moscú para que tomara alguna decisión, creía que venían a detenerlo.
    Por cierto, que un tío de Sorge había sido secretario nada menos que de Karl Marx.
    Saludos

  2. Bueno, el dibujo de Isabel Kreitz se encuentra muy influenciado por la obra de Will Eisner, y es un -dibujo realista- el que nos ofrece Kreitz. Efectivamente, leiva, Stalin, era un ceporro hasta la médula. Hablas del libro de Lukacs, Junio 1941, donde nos describe como Stalin rechazó las informaciones de Sorge… Quisiera preguntarte, tú que estás al tanto de ciertas publicaciones u obras, sabes si el libro en el que se basa la autora de la obra que he reseñado: «Stalin’s Spion in Tokio» (lo has leído) se encuentra en francés, es una pena que no se encuentre en español ¿es así, no? (en inglés leo lo justo), prefiero las publicaciones escritas francés después del español.

    Gracias y un saludo.

  3. Es verdad que la influencia de Will Eisner es tremenda, no había caído. En cuanto al libro de Sorge, creo que no está en francés, pero si hay uno en Amazon.fr (buscas por Sorge) que parece interesante,de Prange Gordon, Le reseau Sorge.

    Saludos

  4. Es una pena que haya vacíos editoriales así en castellano. Yo me estoy volviendo loco buscando Los cañones de agosto, de Barbara Tuchman, y no hay manera de encontrarlo, ni en la edición más baratilla de RBA.

  5. Gracias leiva.
    Es verdad… es una pena que las editoriales hagan eso con idiomas como el español e incluso el francés en algunos casos como veo. ¿Cómo dejan esos vacíos?
    Los cañones de agosto como bien sabrás está descatalogado, habrá que esperar una reedición… qué remedio.

  6. Los libreros simplemente no dan a basto con lo que sale cada mes. En España se publican 30.000 títulos al año; en Francia creo que van por los 80.000. Los libros tienen muy poca vida. Faltan, en España sobre todo, librerías de fondo, librerías con librero, como por ejemplo, en Barna, Laie o La Central. Desconozco el panorama libresco en otras grandes ciudades, como Madrid, Valencia, etcétera, pero el que tiene un librero tiene un tesoro. Y seguramente habrá un hangar por ahí lleno de libros para convertir en pulpa.

  7. Siempre se puede recurrir a las bibiotecas: yo leí «los cañones de agosto» por esa vía. Y respecto al tema de la reseña: dudo muchísimo que Stalin fuera un «ceporro»; simplemente se enfrentaba a informes contradictorios de fuentes no siempre fiables.

  8. Más bien que el tema de la reesña, el tema de los comentarios, pero es igual. Stalin con «El caso Sorge» mostró una ceporrez total, o seguramente sería otra cosa mucho más delicada que un caso de ignorancia o torpeza, pues eso es la ceporrez. Los informes no eran contradictorios cuando los japoneses le ofrecían entregarle a Sorge, pero él rehusó.

  9. Quizás la palabra exacta para juzgar la actuación de don José Stalin en esas semanas cruciales antes de Barbarroja no sea tanto la ceporrez (ignorancia y torpeza, efectivamente), sino la candidez más extraña, cercana a la empanada gallega. Los informes no eran contradictorios en absoluto -al menos que yo sepa- y quitando la natural prudencia hacia los agentes de desinformación, que los había, y del empeño de los alemanes de hacerse los cucos, que también los hubo, el GRU, cuando sus funcionarios pudieron armarse del suficiente valor, lo comunicó bien claro a don José: los alemanes nos invaden en breve. Eso de que son amigos nuestros es un camelo. En la reseña que hice de Junio de 1941, de John Lukacs, ya expliqué que Stalin no dio crédito a estos informes y tampoco creyó al mismo Churchill cuando le advirtió de la inminencia del ataque nazi. Parece ser que todo el mundo sabía de Barbarroja menos Stalin, cuya admiración por Hitler era conocida (y correspondida, porque Hitler estaba encantado con las purgas, que en 1939 remitieron notablemente, quizás por falta de más víctimas notables). Y luego está la faena que le hicieron a Sorge. Lo dicho, una empanada gallega.

  10. Me refería a los informes previos a Barbarroja: yo tampoco me hubiera fiado de ninguna fuente inglesa, cuya máxima ilusión era precisamente una lucha entre las dos grandes potencias que compartian el espacio europeo continental en junio de 1941: la Rusia comunista y la Alemania nazi. Analizando cual era el poderosísimo despliegue militar sovietico a lo largo de la frontera desde el otoño de 1940, supervisado por el propio Stalin y sus colaboradores, la tesis de que era un «inocente» o «ingenuo» que confiaba ciegamente en el pacto de agosto de 1939 sencillamente queda desmentida. En realidad, sino hubiera sido por las feroces purgas que habian debilitado a la oficialidad sovietica, la falta de experiencia de las tropas rusas en grandes operativos reales, y la increíble y contrastada pericia de las fuerzas germanas, lo normal es que Barbarroja solo hubiera penetrado entre 200-300 kilómetros ( aproximadamente el «colchón» de las conquistas rusas de 1940 ) y se hubiera embotado a las pocas semanas en la línea Stalin de preguerra.

    Y respecto a Sorge: este no era mas que una pequeña pieza sacrificable del opaco juego del espionaje, en cierto modo el verdadero cándido fue Sorge.

  11. El comic es estupendo, JF. Estupendo. Desde Tardi que no veía un despliegue de documentación tan impresionante y que se notara tan poco, lo cual tiene su mérito.

  12. Cuanto me alegro que lo aprecies. El cómic es uno de los mejores que últimamente se han publicado, es excelente y muy documentado.

    Espero que haya más ocasiones…

    Gracias Leiva.

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