“Un marino no necesita más amante que la mar. Jura no olvidar jamás a ninguna mujer que haya conocido en algún puerto y que hubiera amado apasionadamente. Hasta que una noche, la mar entra para borrar las imágenes. Se desliza por el casco y ondula hasta el infinito. Hipnotiza al marino que acaba durmiéndose. Al despertar, espera con impaciencia los aromas que emanan de la próxima tierra.” (Contraportada).
¿Por qué no podría ser un regalo de cumpleaños, que ha dormitado largas semanas en un oscuro rincón bajo las vueltas de su envoltorio, una colaboración como ésta, la número 50? Sigue leyendo