Creo que es mejor no hablar de estas cosas, aunque quizá sea peor el olvidarlas.
Lorenzo Villalonga
Este libro de ecos quijotescos (del Discurso de las armas y las letras, del capítulo 38 de las aventuras del loco hidalgo de la Mancha procede su título) es uno de los libros más divertidos y al mismo tiempo más tristes que he podido leer en los últimos años. Divertido porque el autor consigue entusiasmar inmediatamente al lector con la época y sus personajes, sus destinos y sus ideas, con un estilo impecable, irónico y lleno de gracia. Triste porque Las armas y las letras, cuyo subtítulo es Literatura y guerra civil (1936-1939), es una mirada amplia y minuciosa sobre el papel de los escritores durante los tres años de la contienda más dramática librada jamás en suelo español. Sigue leyendo